#Encasa: La máquina de Habitar

Por Paula Armijo*

Un cambio de paradigma importante en la arquitectura fue la idea de eficientizar el habitar y su construcción. Le Corbusier fue un arquitecto que se inspiró en el proceso de producción a gran escala de automóviles y aviones, para proponer un modelo de vivienda regida por este principio. Buscaba mejorar la calidad de vida de las personas a través de la estandarización de los distintos elementos que las constituyen de manera tal que esto permitiría construir viviendas más habitables.

Este vuelco en la manera de hacer arquitectura generó la mecanización y fragmentación de los espacios y, por ende, del habitar.

Actualmente el modelo de vivienda desarrollado funciona bajo las normas que el mercado impone, variando el habitar según valores del mismo. De esta manera, el nuevo modelo planteado por Le Corbusier se desvirtúa, ya que la eficiencia en función de viviendas más funcionales queda supeditada únicamente a la disminución de costos de producción. Asimismo, esto es funcional para el modelo económico ya que se reduce la cantidad de espacios comunes y actividades que podemos realizar en nuestros hogares, transfiriendo esa carga a servicios de consumo.

En consecuencia, aparecen dos categorías en la esfera del habitar: espacios de primera necesidad y espacios de lujo. No hay zona intermedia. Podríamos caracterizar a la primera categoría como aquella que permite las condiciones mínimas para mantener el funcionamiento del sistema: una cocina y un comedor para tener energía para trabajar, y piezas para descansar y volver a trabajar.

No debe sorprendernos que la tendencia de los últimos 50 años haya sido reducir el tamaño de los espacios comunes y aumentar el de las habitaciones, ya que esto alimenta uno de los grandes valores promovidos por el capitalismo: el individualismo. Por otro lado, la segunda categoría incluye espacios que el sistema ha definido como lujo, ya que quienes tienen acceso a estos poseen el capital para costearlos. Caben dentro de este, a saber: un patio en donde estar en contacto con la naturaleza, una zona de estudio que permita nuestro desarrollo personal y espacios comunes que inviten a vivir en comunidad.

La máquina del habitar ha distorsionado nuestras realidades y atrofiado nuestros sentidos. Por un lado, posterga necesidades esenciales y las vuelve un bien de consumo, y por otro lado no logramos concebir una manera distinta de configuración espacial en la vivienda, ayudando a conservar la rigidez impuesta por el sistema capitalista.

Dentro de este contexto nos ha tocado vivir un confinamiento indefinido, en el que la dependencia a los servicios de consumo se vuelve explícita. Nuestras viviendas no están creadas para mantener una vida cotidiana en ellas, sino que nos impulsan a salir. Por este motivo es tan complejo el confinamiento, ya que los espacios existentes no permiten la flexibilidad programática que la vida exige.

De este modo cabe preguntarse ¿cómo las arquitectas y arquitectos pueden emanciparse del pensamiento neoliberal? ¿Cómo podemos humanizar el habitar y dejar de reproducir el sistema a menor escala?

Para repensar el habitar hay que destruir esquemas obsoletos. Debemos reconocer que la problemática está en que nuestras viviendas no satisfacen todas nuestras necesidades y que además éstas difieren de persona a persona. El diseño industrial ha previsto esta situación y ha propuesto que el mobiliario doméstico sea flexible. Esto posibilita que los espacios tengan infinitas posibilidades de usos, a modo de ejemplo todo el espacio que usa una cama -esto es, la mitad de una pieza estándar- puede ser utilizado también como escritorio o como sala de yoga.

Así pues, surge nuevamente un paradigma en la arquitectura ¿Cómo hacemos que los espacios sean flexibles? Debido a esto, sugiero la utilización de elementos que permitan la flexibilidad en la distribución de los espacios para efectos de favorecer la integración de una diversidad en los espacios y poder así satisfacer las necesidades de las personas. Esta tecnología permitiría un habitar con mucha mayor libertad individual que haría que las personas pudieran satisfacer sus necesidades de mejor manera sintiéndose más a gusto en sus viviendas. En conclusión, las expresiones del habitar se multiplicarían.

 

*Estudiante de Arquitectura, Universidad de Chile

2 comentarios sobre “#Encasa: La máquina de Habitar

  • el 16 mayo 2020 a las 16:49
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    Excelente articulo, felicitaciones. Es un aporte para comprender como la arquitectura esta sometida al mercado y la dicotomia entre lo economico y la produccion a escala. Vamos por lo disruptivo que privilegie la calidad de vida en un hogar confortable.

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