Estéticas territorializadas de la resistencia y la precariedad del hábitat migrante. Población Los Nogales, Estación Central

Por Bianca Apolinario*

En un contexto de crecientes flujos migratorios en los últimos años, ha sido posible observar en Chile una amplia diversificación cultural que se ha manifestado en particulares procesos de diversidad y convivencia en las ciudades.

En términos territoriales, la existencia de “áreas de preferencia” en sectores residenciales ha generado una creciente presencia cotidiana de los migrantes en territorios de “concentración”, transformando las calles y los lugares que habitan, desplegando una serie de manifestaciones estéticas que, siendo propias del hábitat migrante precario, pueden ser concebidas como formas de resistencia en el escenario transnacional.

En este sentido, Wise afirma que el campo de la multiculturalidad cotidiana y la diversidad urbana a través de la materialidad del espacio urbano es aún emergente en Chile. Esto implica pensar acerca de las materialidades y fuerzas que median la convergencia en la convivencia cotidiana: a quiénes juntan estas fuerzas, qué posibilita (o inhibe) estos procesos, y qué tipos de convivencia, aunque sean limitadas, emergen (Chan & Ramírez, 2020).

La tesis de magíster titulada “Estéticas territorializadas de la resistencia y la precariedad del hábitat migrante, Población Los Nogales, Estación Central” (2021) sostiene que las dinámicas o alteraciones sobre algo preexistente relacionadas a procesos de apropiación y significación se caracterizan por presentar rasgos relacionados a formas de resistencia que pueden ser de carácter cultural, social, y/o económica del hábitat migrante precario, expresadas a través de manifestaciones sensibles vinculadas a la estética.

Entendiendo la resistencia como un sinónimo de hibridismo, sincretismo, mezcla cultural, liminalidad y/o borde, la investigación utiliza el concepto a partir de un análisis sustentado en la lógica transnacional, explorando un concepto que va más allá de la manifestación de un fenómeno en un sólo lugar, comprendiendo así la dualidad del fenómeno y su perdurabilidad, que mantiene la forma de ser del migrante en un lugar distinto al original.

Al mismo tiempo, la resistencia que mantiene un elemento carácter cultural, social, y/o económico en el territorio de acogida, también se opone a un ideario hegemónico, generando un nuevo tipo de estética a partir de la diferencia. Esta estética, a su vez, se caracteriza por presentarse como expresiones espaciales y sociales que son producidas en forma articulada a las prácticas del habitar y se encuentran vinculadas a la vida afectiva de los habitantes.

A través de un acercamiento cualitativo y exploratorio, basado en las herramientas de la etnografía visual y el análisis espacial arquitectónico en la Población Los Nogales, de la comuna de Estación Central, se constata que las resistencias son multiformes y se expresan mediante elementos estéticos de carácter objetual, material, espacial, discursivo, sonoro y quinésico. Lo anterior se analiza a través de niveles de análisis relacionados a escalas del hábitat: la casa, la calle, el comercio fijo y el comercio ambulante.

Además de lo anterior, la investigación evidencia que las resistencias observadas en el hábitat migrante surgen en base a procesos relacionados a la desdiferenciación, a la invisibilización y a la subordinación.

El primer proceso y más observado dentro de las estéticas, son aquellos que se relacionan con las diferencias sociales y culturales expresadas en construcciones simbólicas dentro del territorio, respondiendo a un habitus inscrito corporalmente en los migrantes, que hace que sean capaces de ser percibidos como la “otredad”. En este sentido, la diferencia aparece de forma inconsciente como respuesta por una “lucha” contra la homogeneización.

Por otro lado, la resistencia a la invisibilización se relaciona con la precariedad -socioeconómica y territorial- en la medida en que se revela como un recurso que busca un mínimo de reconocimiento, proyectando una identidad con el fin de romper con la indiferencia.

Por último, existen aquellos elementos estéticos relacionados al hábitat migrante que no son una resistencia en sí, sino que intervienen sobre tipo de resistencias con la intención de controlarlas. Son consideradas como estéticas que enfatizan el mensaje sobre un grupo específico desde una posición jerárquica, expresando un tipo de control y subordinación por sobre los individuos.

A partir de lo anterior, es interesante poner atención en las manifestaciones estéticas resistentes, comprendiendo su origen y forma de representación, indagando además, en la capacidad dinámica que poseen los territorios en contextos de movimientos y migraciones crecientes, que permite comprender la construcción de espacios de resistencias dentro de las ciudades, como representaciones de culturas híbridas, identidades transculturadas y formas de vida diferentes e interconectadas territorialmente, capaces de crear y ampliar fronteras socioculturales.

* Arquitecta Universidad de Chile. Magister en Hábitat Residencial Universidad de Chile.

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