#Encasa: Comunidad y almacenes de barrio: Formas de una nueva relación, regulación y autocuidado comunitario frente a situaciones de emergencia.
Por Cristopher Recabal Tello*
“…Pase”, le dice Oscar a un vecino para que este ingrese al negocio.
Oscar, de polera negra en la foto, es parte del grupo familiar dueño del local “Donde Gabriel ”, además tiene la misión de regular el ingreso al local, ya que la gente según su relato “ es media porfiada….no llegan con mascarilla, se enojan por que deben esperar fuera de local, aunque ahora no tanto, y ademas si llegan en grupo quieren entrar todos…ahi se les dice que solo entran tres personas máximo”
El COVID-19 llegó y lo hizo con todo, esta pandemia mundial traspasó las fronteras infranqueables, atravesó la Cordillera de Los Andes y llegó al fin del mundo, como siempre ubicaron a chile en el mapa. Su llegada no pasó inadvertida, apareció moviendo el piso, obligó a enfrentar cuestiones que se veían muy lejanas, como el uso de mascarillas, impuso a la fuerza términos técnicos como la distancia social y plantea una nueva forma de relacionarse con reglas y aceptación de conocimientos.
Dentro de la geografía urbana barrial más cercana, el almacén es un punto de encuentro vecinal, un lugar donde los olores de verdura fresca y la fruta de estación se mezclan con las historias que van y vienen, donde el contacto cercano, la risa, el chiste rápido y el trato ameno son parte de un montón de reglas no escritas en ningún manual y que ahora se ven obligados a modificar su rutina diaria, a generar nuevos modos de convivencia en pos de cuidar y protegerse como la familia que son.
Como las respuestas de la autoridad tardan en llegar a estos sectores y la rutina común se quebró, el comercio local se vio obligado a instaurar sus propias medidas sanitarias que no solo buscan protección de quienes están detrás de un mesón con la disposición de ofrecer un producto y buen servicio, sino también para cuidar a quienes diariamente concurren a este tipo de almacenes. Todo, considerando el nivel de cercanía existente en estos espacios.
En relato del propio Oscar, indica que la gente se ha ido acostumbrando: “al principio nos costó, se generaron varias discusiones con la gente…incluso eche a uno que se puso hueón…le dije de todas las maneras que debía respetar…como no hizo caso, tome sus bolsas y se las dejé afuera, en la vereda… fin de la discusión”.
Respecto a las medidas que los mismos almacenes y sus dependientes han implementado, se indica el uso de carteles que refieren el uso de elementos de seguridad personal o cantidad de personas en el mismo local, según decía una persona en la fila “…sino nos cuidamos nosotros, nadie lo hace…en este local y en todos los que están acá, la gente hace la fila afuera, nadie se pasa de listo con colarse, la gente no anda apurada y cuando entras dice que debes estar a un metro…ojala que la gente se acostumbre y no anden como animales, como lo hacían antes que llegara esta cuestión”
Alusivo a esta situación de pandemia, los propios vecinos reconocen que su comunidad es capaz de organizarse y como se indicaba anteriormente, darse el tiempo y mantener cosas simples como el respeto por el otro al momento de hacer la fila, mantener una distancia prudente, etc.
La lejanía que representan las medidas anunciadas por televisión, las autoridades que no son presentes ni cercanas a la ciudadanía y mucho tiempo resolviendo los problemas con sus propias herramientas, provocan en la población un cierto desapego de la norma establecida y por tanto la desobediencia se hace latente en sus relatos, en sus modos de vida y en al día a día.
Frente a este escenario, surgen preguntas variadas … ¿Será el COVID-19 el inicio de una nueva forma para plantearse una ciudad distinta ? ¿ Como se pueden enfrentar de mejor manera, situaciones que comprometen las relaciones cercanas en la ciudadanía? ¿Qué tanto empatizan las distintas profesiones para identificar necesidades de una población determinada? ¿Será este el momento de mejorar y modernizar políticas públicas en favor de la población olvidada?
El Covid-19 es una pandemia mundial que no distingue territorio, condición social ni rango etario, pero también ofrece y prueba la capacidad de reacción que las propias comunidades locales puedan ejercer en relación al autocuidado y la protección de sus integrantes.
*Licenciado en Trabajo Social, Estudiante de Magíster en Habitat Residencial.