El desborde de la institucionalidad y la nueva territorialidad ciudadana

Por Cristobal Diaz Martinez*

La ciudadanía se ha dotado a sí misma de la facultad de definir el futuro de Chile, bajo la demanda generalizada de una nueva constitución que se lleve a cabo a través de una asamblea constituyente, de esto no cabe duda. Ni el gobierno ni el congreso y los partidos políticos han sido capaces de contener o encauzar la acción política social, yerran en sus diagnósticos e insuficientes propuestas, mientras los cabildos, instancias de autogestión y levantamiento o fortalecimiento de demandas sociales aumentan con cada día de intransigencia del gobierno. Tal y como ha señalado Gabriel Salazar, el movimiento tiene una fuerza inédita producto de no plantearse a sí mismo bajo un carácter partidista, de clase, o de un movimiento político en particular, por lo que el concepto de ciudadanía define de mejor manera tanto la transversalidad de su composición social, como sus nuevas formas de organización y participación.

En este contexto, las ciudades están siendo reinterpretadas y co/reconstruidas, y los análisis fríos sobre la necesidad de cuidar o reconstruir la infraestructura urbana demuestran la esterilidad y privilegios de clase de muchas voces que hablan en nombre de un urbanismo que prioriza la estética desconociendo la creación/apropiación de los lugares y la topofilia (concepto de la geografía fenomenológica de Yi Fu Tuan). La nueva territorialidad ciudadana se expresa en acciones de tipo:

-Descolonizadoras: derribo o modificación de estatuas, visibilización de la identidad mapuche por parte de la mayoría mestiza de la sociedad.

-Resignificadoras: murales, grafitis, nuevas toponimias en lugares simbólicos (Plaza de la Dignidad en vez de Plaza Baquedano).

-Organización colectiva: apropiación de espacios públicos locales y centrales como plazas, escuelas, bibliotecas y dependencias municipales para asambleas y cabildos

Finalmente, hemos sido testigos del resurgimiento de las demandas por vivienda como un derecho humano, tanto desde los cabildos, nuevos centros de estudios urbanos independientes y en organizaciones de allegados. Fueron estos últimos quienes el lunes 11 de noviembre protagonizaron la primera toma de terrenos en el marco de la actual rebelión ciudadana. La toma se realizó por parte de familias allegadas de Peñalolén, que han esperado por años una vivienda en terrenos de la Viña Cousiño Macul que les fueron prometidos. A pesar de la inmediata represión que sufrieron (que luego continuó en la población Lo Hermida), los voceros del movimiento de allegados manifestaron que insistirán en incluir el derecho humano a la vivienda como parte de la nueva constitución.

Frente a la nueva territorialidad que comienza a construir la ciudadanía de forma colectiva, es tarea de todas las personas involucradas en estudios urbanos, dar voz a los nuevos liderazgos territoriales, superando la visión paternalista de grupos académicos que pretenden limitar el pensamiento urbano a medidas de reconstrucción (“¿que haremos con la ciudad después de las protestas?”, como si esto fuese un desastre natural más) o a propuestas que perpetúan un estado subsidiario. Los mal llamados “expertos” en urbanismo, que muchas veces actúan como lobbistas de la Cámara Chilena de la Construcción, o como defensores de la estética del status quo, hoy están desparecidos de la esfera pública, y cuando toman la palabra son vapuleados por su nula conexión con el mundo social, y por continuar en su rol de consultores/tecnócratas. Los procesos sociales con expresión territorial plantean desafíos que desbordan la institucionalidad. Citando a Saskia Sassen, “todos los territorios son espacios en disputa”, y el escenario político actual es reflejo evidente de dicha afirmación.

Chile cambió de forma definitiva y las fuerzas sociales están más vivas que nunca. Del mismo modo en que la clase política está siendo sobrepasada, debemos cambiar las voces en materia urbana, tanto en su composición socioeconómica, de género y etnia, para estar en sintonía y al servicio de las necesidades de las mayorías excluidas del debate público.


The overflowing of institutionality and the new citizen territoriality

Citizens have given themselves the power to define the future of Chile under the widespread demand for a new constitution to be carried out through a constituent assembly; there is not a slightest doubt about it. Neither the government nor the congress, or the political parties have been able to control or channel social political action. They err in their diagnoses and offer insufficient proposals while the cabildos (citizen assemblies) and other instances of self-management, raising and strengthening of social demands are increasing every day in response to the intransigence of the government. As Gabriel Salazar has pointed out, this social movement has an unprecedented force for its very nature has nothing to do with a political party, a social class, or a political movement in particular, therefore, the concept of citizenship better defines both the transversality of its social composition and its new ways of organization and participation.

In the light of this context, cities are being reinterpreted and co/re-built, and indifferent analyzes of the need to care for or rebuild urban infrastructure demonstrate the sterility and class privileges of many voices who speak in the name of an urbanism that prioritizes aesthetics over place-making and topophilia (concept of the phenomenological geography by Yi Fu Tuan). The new citizen territoriality is expressed in terms of the following types of actions:

-Decolonizing: demolition of statues or changes in them, and visibility of the Mapuche identity by the mestizo (half-blood) majority of society.

-Re-signifying: murals, graffiti, new toponyms in symbolic places (“Dignity Square” instead of “Baquedano Square”).

-Collective organization: appropriation of local and central public spaces such as squares, schools, libraries and municipal units for assemblies and cabildos.

Finally, we have witnessed the re-emergence of demands for housing as a human right in cabildos, new independent urban study centers and organizations of allegados (co-resident families). In fact, it was the latter ones who on Monday, November 11th had a leading role in the first land-occupation during the current citizen rebellion. The occupation was carried out by families of the Santiago district of Peñalolén who have long waited for a home promised to them on the lands of the Cousiño Macul vineyard. Despite the immediate repression they were victims of (which then continued in Lo Hermida neighborhood), spokespersons of the allegados movement affirmed that they will insist on including the human right to housing in the new constitution.

In the face of the new territoriality that citizens are starting to build collectively, it is our task to give voice to the new territorial leaderships and get over the paternalistic view of academic teams who seek to limit urban thinking to reconstruction measurements (“what will we do with the city after the protests?” some may claim,  as if this were another natural disaster) or proposals that perpetuate the subsidiary state. Today, the so-called “experts” in urban planning, who often act as lobbyists of the Chilean Chamber of Construction or as defenders of the aesthetics of the status quo, are missing from the public sphere and when they take the floor they are criticized for their non-existent connection to the social world and for keeping their role as consultants or technocrats. Social processes with territorial expression pose challenges that overwhelm institutionality. In Saskia Sassen’s own words, “all territories are spaces in dispute”, and the current political scenario is an obvious example of that statement.

Chile has definitively changed, and the social forces are more alive than ever. Just like the political class is being surpassed, it is high time that we changed the voices in urban matters in terms of their socioeconomic status, gender and ethnicity so as to be in accordance with and at the service of the needs of the big majority who have historically been excluded from public debate.

 

* Profesor de Historia y Geografía (USACH), Magíster en Desarrollo Urbano (PUC), candidato a Doctor en Planificación Urbana, Bartlett School of Planning, University College London, UK.

Un comentario sobre “El desborde de la institucionalidad y la nueva territorialidad ciudadana

  • el 18 noviembre 2019 a las 22:23
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    Mis más sinceras felicitaciones y reconocimiento al profesor Cristobal Diaz Martinez, pues creo muy certero su diagnóstico de cara a una sociedad chilena que sorprende al mundo por su capacidad de enfrentarse a gobernantes y parlamentarios ineptos y corruptos por un sistema económico neoliberal deshumanizado

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