La “otra mitad” de la Quinta Monroy.
Por Yessenia Millones Segovia, Diploma en Hábitat Residencial en Contextos de Vulnerabilidad social.
En lo que respecta al proyecto de arquitectura y cómo éste se diseña y gestiona dentro del denominado “proceso habitacional” para lograr una exitosa conformación del hábitat residencial, es que a través del análisis de la situación actual de la Quinta Monroy, surgen diversas variables que afectan hoy las distintas escalas y dimensiones territoriales, sociales y político-económicas, que han ido afectando principalmente a sus habitantes.
A partir de la política habitacional y urbana enmarcada en un modelo económico neoliberal donde el rol del Estado se define principalmente subsidiario, es que la vivienda pasa a ser un objeto transable en el mercado, cuyo énfasis se centra en disminuir el déficit habitacional, motivo por el cual se ha generado un creciente deterioro de la calidad residencial (Fadda y Ducci, 1993), ya que no se consideran las diversas relaciones físico espaciales, psicosociales y político económicos que se desarrollan con el tiempo.
Es en este contexto donde surgen propuestas innovadoras en cuanto a los requerimientos de diseño, con una propuesta de vivienda evolutiva de mayor calidad a lo que se viene realizando, pero… ¿Se ha conformado un hábitat residencial que permita la mantención de la vivienda y su entorno? y, ¿Cómo es el proceso habitacional posterior a la entrega de vivienda?. Es a través de estas interrogantes que debemos buscar respuestas en relación a la actual situación del conjunto, que puedan evidenciar la carencia de un enfoque multidimensional que integre a los diversos actores en las etapas del proceso habitacional, contribuyendo al desarrollo de la colectividad en beneficio de las familias.
El proyecto Quinta Monroy, buscaba radicar a las familias en su contexto urbano. Luego de más 10 años, el crecimiento poblacional y la demanda por vivienda en la ciudad han permitido que en las inmediaciones al conjunto hoy exista una alta demanda de construcción de vivienda en altura, lo que se ha transformado en ofertas de compra para las familias de la Quinta Monroy. En el caso de una vivienda dúplex, ampliada a 72 m2 (lo máximo propuesto inicialmente), su valor no permite a la familia comprar una nueva propiedad de similares características en el sector. Estas ofertas varían tanto por la calidad de construcción de las ampliaciones o por su ubicación dentro del conjunto, lo que ha generado un foco de interés inmobiliario, que podría derivar en una gentrificación de las familias, para proyectar una mayor rentabilidad del terreno.
Esta situación se ve afectada por dos ámbitos, primero, porque si bien la propuesta permite la construcción de vivienda social en centros urbanos, con acceso a servicios y equipamiento dentro de la ciudad; en lo que respecta a la construcción de comunidad e infraestructura, se proponen patios comunitarios que hoy en día son objeto de conflicto social debido a la apropiación individual de un espacio que responda a la necesidad de estacionar un vehículo o simplemente una ampliación de la vivienda, sin lograr construir un espacio común, de encuentro y relaciones sociales, que potencien comunidad, sino que por el contrario, desde el logro de la obtención de la vivienda, no ha existido un proyecto común ni apoyo político económico de ningún tipo para el fortalecimiento a nivel comunitario.
Por otro lado, la propuesta de vivienda evolutiva hace cargo a las familias de construir la segunda mitad de su vivienda, ya que el presupuesto entregado se priorizó la entrega de una mitad de buena calidad y la compra del terreno. Si bien es cierto que esta responsabilidad entregada a las familias de terminar de construir su vivienda da la libertad de construir según lo cada familia necesita, el contexto actual da cuenta de diversas situaciones: Están aquellas que no pudieron construir la “otra mitad” durante varios años, habitando en los 25 o 32 m2 iniciales; están las que lograron una construcción progresiva con el tiempo en relación a sus recursos económicos, lo que se refleja en las diferencias de calidad material de las ampliaciones y de la necesidad de superficie adecuada para cada familia, que con el pasar del tiempo, se ha transformado en ampliaciones fuera de los límites proyectados con un bajo estándar de construcción, donde la calidad arquitectónica inicial ha sufrido un deterioro progresivo que comenzó con las modificaciones al interior de la vivienda, afectando el exterior de ésta y derivando en el deterioro de la imagen del conjunto.
Es por esto que, para proponer soluciones habitacionales en contextos de áreas urbanas desarrolladas, los procesos habitacionales deben recurrir a la innovación económica, arquitectónica y social e incorporar variables de las dimensiones del hábitat residencial y sus interrelaciones, para lograr soluciones contemplen la multiescalaridad, teniendo en cuenta que el problema de la vivienda no se soluciona de manera técnica, sino que debe existir una mirada interdisciplinaria y a largo plazo.
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Me parece una muy buena reflexión. Aprender de lo que se considero como una excelente idea en su momento y cuales son sus problemas a más de 10 años de su construcción.
Como comentario al diseño de la pagina , el movimiento del texto por el cambio de las fotos dificulta muucho la lectura. yo lo habria abandonado, pero me intereso el texto.
Estimada Catalina: Ya arreglamos el movimiento del texto, lamentamos los inconvenientes que esto haya causado. Saludos!
Me hace mucho sentido este artículo, de hecho hemos podido ver este caso y otros en Iquique, y efectivamente la demanda inmobiliaria ha incrementado en gran parte de la ciudad donde no nos esperábamos, ver el caso de la toma Laguna Verde que se encuentra en la periferia oriente y ya está asediada por una gran obra de infraestructura vial y la llegada de edificación en altura, por poner un ejemplo. Pienso que el gran problema es que el costo de la vivienda social en la actualidad incorpora el costo de compra del terreno, existiendo mucho terreno fiscal aun disponible que se concesiona o vende a algunos empresarios en lugar de destinarse a vivienda social. En cuanto a la potencial gentrificación, me pregunto cuáles son las acciones que se llevan a cabo mediante la planificación y políticas públicas que apunten a disminuir el valor del suelo, porque es totalmente absurdo haber creído que solo con arquitectura íbamos a resolver los efectos adversos de las dinámicas del Capital en la ciudad. Saludos cordiales,