Museo a Cielo Abierto de San Miguel: Transformar y re-crear el espacio público.

Museo a Cielo Abierto de San Miguel: Transformar y re-crear el espacio público.

Por: Sergio Urzúa Martínez.

El Museo a Cielo Abierto de San Miguel es el resultado de un proyecto muralista que se gesta hacia el año 2010 en la población San Miguel, comunidad que se ubica en el sector Sur de la capital. Esta iniciativa, en la que han participado activamente vecinos, organizaciones culturales y experimentados muralistas, constituye una experiencia singular que conjuga la mejora del entorno residencial con el reconocimiento del sentir de la propia comunidad.

Con cuarenta y dos murales de 80 metros2 cada uno, el Museo a Cielo Abierto de San Miguel se alza como el trabajo de mayor envergadura de este tipo en Chile. Sobre los muros de sus propias viviendas, los vecinos abren un espacio común donde emergen diversas posibilidades de decir, hacer y sentir. Con cada mural, se disputa la realización de una ciudad donde las necesidades y los deseos más íntimos de quienes la habitan adquieren centralidad. Así, el derecho a la ciudad ([1]), cada vez más esquivo en la actualidad neoliberal, se ejerce como poder de creación y transformación del espacio y la vida.

Esta apropiación colectiva del espacio que le arrebata al mundo de la mercancía tiempos y energías, deviene acción política cuando las múltiples imágenes fracturan la normalidad monocromática de la ciudad, generando un interregno, una grieta que interrumpe la mercantilización de la vida cotidiana. Los murales, dirá Tijoux ([2]), son prácticas de resistencia que muestran el sentir de una comunidad, la que a través de un arte socio-político comparte puntos de vista, muestra nuevos problemas e inaugura posibilidades. De esta forma, al mismo tiempo que otorgan un nuevo valor de uso a lugares y momentos, los vecinos de la población San Miguel, se empoderan colectivamente de su territorio, convirtiéndose en agentes políticos que rompen con la  relación de privilegio y dominación de clase consolidados por el paisaje físico ([3]).

Las formas y colores dan paso a imágenes que retratan la vida misma, así por ejemplo, el mural “Nuestra Feria” muestra el mercado como lugar de encuentros; “Fuerza” representa la energía desplegada para alcanzar derechos elementales como el trabajo, la educación y el techo; “Integración” funde el muralismo de la década de los 70 con las corrientes más recientes; “Mujeres” reconoce el heroísmo de mujeres comunes y corrientes en el día a día y “Homenaje a los trabajadores que luchan” reivindica el protagonismo de los trabajadores en la generación de riquezas.

Cada una de estas imágenes y muchas otras que se presentan en los muros de las viviendas, forman parte de un capital simbólico colectivo, que recorre la población y sus alrededores. En ellas los vecinos pueden observar-se y atender a la relación afectiva que emerge en y con el lugar que se habita. Así, de la mano de un espectáculo policromático y polifónico, emerge la identificación, el apego y el orgullo de pertenecer a la población, que bien retrata una de las vecinas: “antes esta era como cualquier población. Ahora no, usted lo puede ver, los departamentos están pintados, la gente cuida los jardines. Ahora da gusto decir que uno vive acá”.

Lo privado y lo público, el hogar y la calle, lo que pertenece a uno y lo que es de todos, se funde en cada mural. En el despliegue de colores y figuras que soportan los muros, se genera un espacio colectivo para socializar representaciones y expresar el sentir de una comunidad: historias, deseos y reivindicaciones, que cual piezas de puzles construyen relatos sentidos por la comunidad.

Así, los muros de las viviendas transformados en enormes lienzos, quedan abiertos para que cualquier espectador los pueda mirar y disfrutar, alterando la forma de habitar la ciudad de quienes viven o transitan por la población San Miguel.

La experiencia del Museo a Cielo Abierto de San Miguel, así como la de iniciativas similares, han favorecido el desarrollo de una ciudadanía urbana ([4]) que tiene a la base el ejercicio del derecho a la ciudad y que se realiza cuando las mismas comunidades son las que llevan a cabo acciones de apropiación colectiva de los espacios, orientadas a mejorar su calidad de vida y el territorio que habitan.

 

NOTAS

([1]) Lefebvre, H. El derecho a la ciudad. Barcelona: Ediciones Península.1978.

([2]) Tijoux, M.E. La inscripción de lo cotidiano: los murales de la población la Victoria. Actuel Marx/ Intervenciones 2009; 8: 143-153.

([3]) Harvey, D. Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Salamanca: Akal. 2013.

([4] ) Pérez, M. Ciudadanía urbana y derecho a la ciudad: hacia una política del habitar. En: Gasic, I., Narváez, A. y Quiroz, R. (Comps.). Reapropiaciones de Henri Lefebvre: crítica, espacio y sociedad urbana. Santiago de Chile: Editorial Triángulo. 2015.


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3 comentarios sobre “Museo a Cielo Abierto de San Miguel: Transformar y re-crear el espacio público.

  • el 16 septiembre 2016 a las 18:43
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    Un buen reportaje sobre una iniciativa creada y desarrollada por el Centro Cultural Mixart conformado por vecinos de la villa San Miguel, nacido con fondos públicos del Fondart 2010 y cuyos recursos fueron retribuidos a todos los Chilenos con un Museo al Aire libre de acceso y disfrute Gratuito.
    A la fecha (sept ’16) son 48 murales de 85 mts2, un mega mural en Avda. departamental de 800 mts2 y también han sido muralizados 12 kioskos, sedes sociales y casas sumando cerca de 5.300 mts2 en total.
    El Museo está vivo y creciendo y mientras hayan fuerzas y apoyo seguirá siendo una muestra perfecta del trabajo colaborativo que nace de la familia, vecinos, agrupaciones, municipalidad y gobierno central. y que como un verdadero milagro sus obras sin protección alguna se mantienen intactas gracias al respeto que generan para el espectador.

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    • el 30 septiembre 2016 a las 15:47
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      Estimado Roberto.
      Muchas gracias por tu comentario e información. Resulta significativo observar como el trabajo colaborativo que señalas, permite la apropiación colectiva del lugar, movilizando a los vecinos en el cuidado y la expansión del proyecto.

      Saludos.

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  • el 16 septiembre 2016 a las 18:48
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    Algo muy importante de destacar y agradecer, el Museo existe gracias al aporte solidario de cerca de 100 artistas del muralismo y el graffiti y que acogiendo la invitación del Centro Cultural Mixart y de su director de Arte Alejandro “Mono” González aportan gratuitamente una semana de su vida para la realización de sus obras.

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